El sol todavía no se levantaba sobre el desierto de La Guajira, cuando Steven Herrera dio sus primeros pasos hacia lo que sería el comienzo de la aventura más desafiante de su vida. El 17 de agosto, desde Punta Gallinas —en el extremo más norte de Sudamérica—, el joven colombiano inició una carrera que lo llevará, a lo largo de un año, hasta Ushuaia, en Tierra del Fuego, la ciudad más austral del mundo en Argentina.

Once mil quinientos kilómetros de resistencia, paisajes extremos y aprendizajes humanos, con un objetivo que va más allá de cruzar la meta: levantar las Escuelas Vivas, espacios comunitarios que buscan unir educación, arte y saberes ancestrales para niños y familias campesinas e indígenas en Colombia.
“Correr es una manera de educar la mente y el espíritu”, comenta Steven en dialogo con Desde el Sur. Y agrega que, “Este viaje busca enviar un mensaje de cooperación y esperanza”.
Mientras avanza por trochas, carreteras y montañas, carga consigo algo más que una mochila: la convicción de que cada zancada puede transformar vidas.
No es una travesía menor, Steven se propuso recorrer todo el continente a pie, enfrentando desiertos, selvas, montañas y climas extremos. El desierto de La Guajira fue uno de los primeros escenarios que lo puso a prueba: “Para mí fue la parte más desafiante, yo vengo de tierras frías, de montaña. Afrontar temperaturas tan altas, con la escasez de agua y la aridez del terreno, me enseñó mucho a nivel mental y espiritual”, recuerda.

La Sierra Nevada de Santa Marta fue otro de los hitos en su camino. Este accidente geográfico es la montaña costera más alta del mundo, y allí habitan comunidades indígenas que, con su cosmovisión, le recordaron que este viaje es también una búsqueda de equilibrio con la naturaleza.
“Ellos transmiten la importancia de restaurar la relación con la madre tierra, escuchar su mensaje me conmovió profundamente y reafirmó mi propósito”, dice Steven.
Una carrera por Sudamérica para construir Escuelas Vivas
El proyecto Escuelas Vivas es el corazón de esta travesía. Más allá del récord deportivo, Steven corre para financiar y construir espacios de aprendizaje que combinen arte, oficios y saberes locales con proyectos productivos que fortalezcan las economías rurales.
“Las Escuelas Vivas son lugares para que niños, jóvenes y familias tengan acceso a una educación de calidad, pero entendida como un desarrollo integral: cuerpo, mente y espíritu. Queremos que las comunidades no solo aprendan, sino que creen, produzcan y fortalezcan sus raíces”, explica Herrera.
Su idea nace de una vida atravesada por la creatividad, ya que fue reconocido como microempresario innovador y es autor de libros infantiles. Él mismo lo resume con claridad: “No me considero solo un deportista, me considero un artista. La literatura, el emprendimiento y el deporte han sido formas de expresar mis capacidades y de entregar un mensaje”.
Un viaje por el interior del continente
La ruta de Steven es, en sí misma, un recorrido por la diversidad de Sudamérica. En cada tramo descubre paisajes imponentes y culturas que enriquecen su visión del continente. Desde la hospitalidad de la comunidad wayúu que lo despidió en La Guajira, hasta las enseñanzas de los pueblos indígenas de la Sierra.
“Lo que más me ha impactado es reconocer que, aunque somos distintos, todas las comunidades coinciden en un mismo mensaje: restaurar el equilibrio con la naturaleza y vivir en armonía”, reflexiona.
Una vida corriendo
Steven empezó a correr a los 16 años, como una manera de alejarse de los vicios y cultivar disciplina. Hoy, su desafío es un año entero corriendo, cinco países y un cuerpo puesto al límite. Pero insiste en que el verdadero reto está en lo humano.

“Quiero que este viaje me transforme como hijo, hermano y padre. Que me ayude a crecer como persona y que, al mismo tiempo, deje un mensaje: que es posible vencernos a nosotros mismos, superar miedos y frustraciones, y construir una mejor versión de nosotros mismos”.
La meta está en Ushuaia, en el extremo sur de Argentina, pero Steven insiste en que este no es un viaje en solitario. A través de la plataforma Vaki, cualquier persona puede apoyar el proyecto con donaciones. En redes sociales, comparte cada día de su ruta para que quienes lo siguen también se sientan parte de esta carrera.